En Candilejas, la huerta se enmarca dentro de un proyecto más amplio que tiene que ver con la educación ambiental.
NO TENEMOS EN NUESTRAS MANOS LA SOLUCIÓN FRENTE A LOS PROBLEMAS DEL MUNDO, PERO FRENTE A LOS PROBLEMAS DEL MUNDO TENEMOS NUESTRAS MANOS»
Son esas manos de niños chiquitos de 3, 4 y 5 años que siembran, y al sembrar aprenden a esperar, a cuidar, a dar…
Aprenden a valorar que la vida en armonía depende del respeto hacia ellos mismos, hacia el otro, y hacia todas las formas de vida.
Es así que aprenden a cuidar su entorno, maravillándose de él, descubriendo colores, aromas, formas, estableciendo al mismo tiempo relaciones entre un ambiente limpio no contaminado, con una vida más saludable.
La huerta les brinda a su vez la posibilidad de cocinar y alimentarse con los frutos de su cosecha, siempre desde el disfrute y la alegría de compartir con el otro.